sábado, 28 de febrero de 2015

Jacques-Louis David, El Juramento de los Horacios, 1785; Louvre

En la sesión número 12 del día miércoles 25 de febrero, se vieron los siguientes temas, aspectos y detalles que a continuación se comentan:

1.- Se hizo una introducción al tema del Neo–Clásico que había quedado pendiente en la sesión pasada y se inició la clase trayendo a tema al autor Jacques-Louis David como uno de los ejemplos paradigmáticos del movimiento en mención. Para eso, se analizaron las siguientes obras: El Juramento de los Horacios, 1785, Brutus y la Entrega de sus Hijos, 1789, y La Muerte de Sócrates, 1787; partiendo del análisis de estas obras, se comentó que en cierta medida, estas narrativas épicas se relacionan con la idea compartida de un sacrificio en aras de un mundo en transición que cambia su estructura social en el drama y la tragedia histórica que se relaciona en el propio contexto de David y la Revolución francesa en ese momento.
Al mismo tiempo, se comenta que el Neo-clásico rompe entonces así, a través de este realismo idílico (por decirlo así, con cierta licencia) con el Rococó de la época que le antecede, pues en ese contexto, el pensamiento social emerge promoviendo una postura crítica hacia la frivolidad cortesana y con la intención de independizarse en su totalidad del pasado monárquico, despótico e injusto.
David fue un artista que supo usar sus virtudes acorde a la condición necesaria del momento, en un determinado momento se identificó con las facciones revolucionarias, luego con Robespierre y finalmente con un discurso hegemónico y panfletario en la divulgación del proyecto napoleónico de la época. Finalmente acude al exilio.
2.- Acudimos a un análisis un poco más pormenorizado de algunos detalles de las obras que mencionamos y vimos que en general comparten criterios establecidos en una composición clásica, con disposición de elementos en equilibrio, en pirámides y triángulos puestos en espacios bien administrados, con líneas que separan en equidad los espacios y dimensiones, y encontrando simetrías radiales, y luces cenitales que iluminan muy bien zonas de contraste en yuxtaposición con zonas oscuras.
Esto lo estuvimos observando con la finalidad de ir haciendo un estamento en relación a criterios academicistas e institucionales de la estética de la época que tomaba muy en cuenta todo ese equilibrio de las formas y su arreglo en el espacio geométrico del formato de la obra. Pero también, porque empezamos a ver que en análisis de las condiciones cualitativas de la luz, será un tema importante que nos remitirá a lo que en función de un arte fotográfico, se considerará como discurso decimonónico la composición clásica en el desarrollo de la pintura de la vuelta de siglo del XVIII al XIX.
3.- Por los motivos de las condiciones de la luz y sus consideraciones desde la idea clásica en la composición, fuimos a ver un par de obras que podrían servir como ejemplos para analizar la “composición fotográfica” de la época en los ejemplos siguientes: La Ejecución de Lady Jane Grey, de Paul Delaroche, 1833; y en el retrato que hace Jean-Aguste Dominque Ingres de Louis-François Bertin en 1832. Ambas obras, sirven como parámetro para imaginar cómo la fotografía, si bien, determina una influencia en un realismo en ciernes, estas imágenes anteceden a la invención y descubrimiento de la fotografía como práctica social.
En un paréntesis, se habló de esas discapacidades que algunos pintores tenían, como Ingres o Courbet o Delaroche y otros, que echaron mano de la cámara fotográfica para resolver problemas en el desarrollo de sus bocetos o ejercicios preliminares en ciertas obras.
4.- Luego que se mostraron en un resumen sucinto, algunas de las características del inicio del siglo XIX, se abrió un espacio en la sesión para hablar sobre los inicios de la fotografía en el siglo XIX, quiénes fueron sus inventores, desarrolladores, especuladores o defensores a ultranza de su desarrollo; Nicéforo Niépce, Louis-Jacques Mandé Daguerre, Hippolyte Bayard, Antoine Hercules Romuald Florence y William Henry Fox-Talbot. En este apartado, se dijo que la fotografía en esa época, había suscitado una impresión tan grande o más que lo que se consideró en el desarrollo de la red mundial de la Internet. La daguerreotipomanía era una práctica que incidió en varios aspectos de un mundo visualmente real o visto como incuestionable. El siglo XIX se revolucionó con la “visualidad y la visión” que aportó la fotografía como parámetro de medición fáctica en la discusión de la objetividad.
Igual, se alude a la idea de que el siglo XIX hizo más aportaciones a la historia de la humanidad que el propio siglo XX que se asume con tanta soberbia su desarrollo tecnológico; la televisión y la Internet son los dos grandes obsequios históricos del siglo XX, lo demás es herencia de los grandes pensadores, intelectuales, científicos y artistas y demás que lo hicieron posible desde la inventiva, la creación y la curiosidad del siglo XIX.
5.- Se hicieron comentarios breves sobre un par de obras de Johann Heinrich Füssli, o mejor conocido en Inglaterra como Henry Fuseli, en específico, su “Nightmare” 1781 de lo cual, se partió para exponer la idea de que en ese tiempo, también lo neo-clásico se traslapaba con una condición idílica un tanto romántica, y que a la sazón, los símbolos en algunas obras estaban presentes, en miras a la construcción de un nuevo lenguaje interpretativo. Podría hacerse una analogía de esta obra con la de Goerge Stubs, A Lion Attacking a Horse, 1770 para desarrollar ideas a partir de los símbolos que le componen.

6.- Por último, se hicieron comentarios sobre un motto usado en la época de la Ilustración y hasta ya entrado el tiempo en el XIX, que remite a lo siguiente: laissez-faire-laissez passé, como una idea disoluta que dejará la impronta de un ideal de la modernidad industriosa y complaciente en su propio desarrollo de producción y consumo.
7.- Para la próxima sesión, se prevee que se inicie la unidad que nos introducirá al Romanticisimo. 

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